La llegada del verano, nuevamente, llena de programas festivos nuestras localidades y dentro de ello, como no, los espectáculos taurinos tienen asegurada su presencia y en muchos casos con el apoyo de nuestros concejales.
En mi opinión estos apoyos deberían nacer desde la conclusión del debate que dentro de NABAI, deberíamos hacer para unificar o definir, si es posible, una postura en torno al sufrimiento animal como espectáculo, en pleno siglo XXI.
En su día, yo fui uno de los que sumó fuerzas dentro de la coalición para ser la “corriente de aire fresco” que renovara, desde los habitáculos del poder hasta la forma de hacer política en Navarra, acabando con la tradición de soportar a la derecha en el gobierno y sus consecuencias para la ciudadanía en general.
Yo entendía, que esa nueva forma de hacer política, abarcaría todo, desde las leyes a todo aquello que afectara la construcción de una sociedad libre, progresista, ecológica, de izquierdas, socialista etc. etc.
Y mira por donde este tema en concreto, me parece que debería de ser una de las cuestiones a abordar (así como otros muchos). No sólo porque cada día más sectores de la sociedad se van pronunciando en contra de tan lamentables costumbres, sino porque desde una lógica progresista y ecológica no podemos permitir que sea institucional el permitir que el sufrir de un sólo animal sea utilizado como espectáculo para un sector de la población.
Muchos se afanan, ahora, en llamar a la “fiesta nacional”, arte y cultura, como si la matanza de un toro se pudiera comparar a las notas de un violín, a las pinceladas de un pintor, al trabajo de un escultor etc., argumentando que es una tradición arraigada y que si no, el toro desaparecería.
A lo largo de la historia muchas tradiciones arraigadas han evolucionado conforme al avance social, unas veces, porque se ha entendido que su práctica podría ser aberrante, otras, porque el tiempo ha hecho que cambien a costumbres mas evolucionadas. Me imagino que algo parecido ocurrió con los anfiteatros romanos, con la esclavitud, etc.
Y en lo que se refiere a lo de la desaparición del toro, me parece una hipocresía, defender el toreo como fundamento para que el toro no desaparezca cuando a diario nos cargamos especies sin importarnos lo mas mínimo. Además si tanto interés tiene el mantenimiento de la especie, solo con el 1% de lo que mueve el mundo taurino podría sobrevivir con amplitud el toro en cantidad de dehesas, donde el público podría verlos y sentirse orgulloso sin tener que matarlos, el resto tal vez se podría usar para salvar otras especies con mucho mas riesgo de desaparición. Pero claro, éso para muchos no sería negocio.
Nos horrorizaron actos como el lanzamiento de una cabra desde un campanario, arrancarle la cabeza a un ganso desde una barca, las matanzas de focas en Canadá, pero el toro y sus distintos formatos de suplicio, que no nos lo toquen. El lento proceso de muerte de este animal, lo ocultamos en la bravura, la nobleza, el trapío etc. para justificar que un animal muere en un ruedo donde un fulano con un trapo lo marea hasta matarlo, y nuestros concejales desde la presidencia le dan las orejas y el rabo, si procede, los periódicos llenan páginas y páginas con las instantáneas más precisas ( que no dedican a otros graves problemas sociales con tanta amplitud) y un público emborrachado aplaude el sufrimiento de un animal al que dice proteger para su no desaparición.
No resuelvo esta contradicción dentro de mí, no acabo de entender, como estamos presentes en estos actos y de una manera pública, no puedo asumir que esto forme parte del progresismo y mucho menos de lo ecológico. Algo no es verdad, si somos una cosa no podemos ser la otra. Y no deberíamos estar presentes en estos actos, ni apoyarlos ni favorecer su financiación mientras no lo debatamos. En el debate, ya se definirán posturas, tras lo cual cada una/o decidirá que hacer. Mientras tanto a mí sólo me embarga la decepción y me apenaría haberme equivocado de barco. Sólo pido que ésto se debata y aclaremos posturas.
PEIO PERURENA
En mi opinión estos apoyos deberían nacer desde la conclusión del debate que dentro de NABAI, deberíamos hacer para unificar o definir, si es posible, una postura en torno al sufrimiento animal como espectáculo, en pleno siglo XXI.
En su día, yo fui uno de los que sumó fuerzas dentro de la coalición para ser la “corriente de aire fresco” que renovara, desde los habitáculos del poder hasta la forma de hacer política en Navarra, acabando con la tradición de soportar a la derecha en el gobierno y sus consecuencias para la ciudadanía en general.
Yo entendía, que esa nueva forma de hacer política, abarcaría todo, desde las leyes a todo aquello que afectara la construcción de una sociedad libre, progresista, ecológica, de izquierdas, socialista etc. etc.
Y mira por donde este tema en concreto, me parece que debería de ser una de las cuestiones a abordar (así como otros muchos). No sólo porque cada día más sectores de la sociedad se van pronunciando en contra de tan lamentables costumbres, sino porque desde una lógica progresista y ecológica no podemos permitir que sea institucional el permitir que el sufrir de un sólo animal sea utilizado como espectáculo para un sector de la población.
Muchos se afanan, ahora, en llamar a la “fiesta nacional”, arte y cultura, como si la matanza de un toro se pudiera comparar a las notas de un violín, a las pinceladas de un pintor, al trabajo de un escultor etc., argumentando que es una tradición arraigada y que si no, el toro desaparecería.
A lo largo de la historia muchas tradiciones arraigadas han evolucionado conforme al avance social, unas veces, porque se ha entendido que su práctica podría ser aberrante, otras, porque el tiempo ha hecho que cambien a costumbres mas evolucionadas. Me imagino que algo parecido ocurrió con los anfiteatros romanos, con la esclavitud, etc.
Y en lo que se refiere a lo de la desaparición del toro, me parece una hipocresía, defender el toreo como fundamento para que el toro no desaparezca cuando a diario nos cargamos especies sin importarnos lo mas mínimo. Además si tanto interés tiene el mantenimiento de la especie, solo con el 1% de lo que mueve el mundo taurino podría sobrevivir con amplitud el toro en cantidad de dehesas, donde el público podría verlos y sentirse orgulloso sin tener que matarlos, el resto tal vez se podría usar para salvar otras especies con mucho mas riesgo de desaparición. Pero claro, éso para muchos no sería negocio.
Nos horrorizaron actos como el lanzamiento de una cabra desde un campanario, arrancarle la cabeza a un ganso desde una barca, las matanzas de focas en Canadá, pero el toro y sus distintos formatos de suplicio, que no nos lo toquen. El lento proceso de muerte de este animal, lo ocultamos en la bravura, la nobleza, el trapío etc. para justificar que un animal muere en un ruedo donde un fulano con un trapo lo marea hasta matarlo, y nuestros concejales desde la presidencia le dan las orejas y el rabo, si procede, los periódicos llenan páginas y páginas con las instantáneas más precisas ( que no dedican a otros graves problemas sociales con tanta amplitud) y un público emborrachado aplaude el sufrimiento de un animal al que dice proteger para su no desaparición.
No resuelvo esta contradicción dentro de mí, no acabo de entender, como estamos presentes en estos actos y de una manera pública, no puedo asumir que esto forme parte del progresismo y mucho menos de lo ecológico. Algo no es verdad, si somos una cosa no podemos ser la otra. Y no deberíamos estar presentes en estos actos, ni apoyarlos ni favorecer su financiación mientras no lo debatamos. En el debate, ya se definirán posturas, tras lo cual cada una/o decidirá que hacer. Mientras tanto a mí sólo me embarga la decepción y me apenaría haberme equivocado de barco. Sólo pido que ésto se debata y aclaremos posturas.
PEIO PERURENA
